¿Qué mejor forma de descubrir a una autora que a través de sus palabras? Hoy os acerco a Mayte Esteban a través de unos de los cuentos que ha escrito: La gota de agua. Si después de leerlo os quedáis con ganas de más, tiene tres novelas publicadas: La arena del reloj, El medallón de la magia y Su chico de alquiler.
LA GOTA DE
AGUA
Esta es la historia de una gota de agua.
El
nacimiento de esta gota, como todos los nacimientos, fue algo casual: dos
átomos de hidrógeno se encontraron con uno de oxígeno y se aproximaron tanto
que finalmente acabaron uniéndose formando una molécula de agua. Esta se alió
con otras y así se formó la gota protagonista de nuestra historia.
La
historia empieza en un manantial.
El
aire limpio de la montaña saludó a la gota recién nacida. Se estaba divirtiendo
de lo lindo entre otras miles de gotas que bailaban contentas. «Acabas de nacer, gota» le dijo el aire de la mañana. «Ahora empezarás a recorrer un largo camino. Te deseo mucha suerte». Y la gota se adentró en el torrente que la llevó aguas abajo,
hacia el río.
En
su camino, en el tramo alto del río, la gota tuvo mucho trabajo. Junto a sus
miles de hermanas empujó los materiales de las orillas, arrancando trozos de
considerable tamaño que el río fue llevando hacia adelante, en ese largo viaje
hacia la desembocadura.
En
el tramo medio, el padre río les dijo a las miles de gotitas, que deberían
cumplir una misión importante: tendrían que transportar dentro de ellas, hasta
el tramo bajo, a unas viajeras especiales: las pequeñas partículas de
sedimentos que se iban de excursión hasta el mar. El padre río les advirtió
también que sobre él pesaba una grave amenaza llamada contaminación.
Las
gotitas se echaron a temblar. Algunas ya sabían de aquel horrible enemigo, pero
la gota recién nacida nunca había oído hablar de él. «¿No sabes qué es?» le preguntó una gota madura que ya había recorrido muchos ríos y
había estado varias veces en el mar. «Es terrible. Te
obliga a cargar, no sólo a las arcillas viajeras, sino toda una serie de
materiales de deshecho que te ensucian mucho y de los cuales no te puedes
librar». La gota tuvo la tentación de llorar, pero no lo hizo porque las
gotas no lloran. Ya están bastante mojadas.
El
resto del camino, hasta que apareció la contaminación, fue muy relajado. La
gota portaba a su pasajera de barro y disfrutaba del paisaje. Saludaba a los
árboles de la orilla, atravesaba las plantas acuáticas y contemplaba los peces.
Poco antes de llegar a un afluente todas las gotas que ya habían vivido más
ciclos empezaron a protestar. En pocos minutos las gotas sucias del cauce cercano
se mezclaron con las limpias: de pronto dejó de haber peces, y los árboles
parecían tristes.
El
paisaje empezaba a cambiar.
Las
gotas sucias estaban cansadas, y por eso las limpias se ofrecieron para llevar parte
de su carga. La gota bebé casi no podía con todo, y sólo los ánimos del padre
río le ayudaron a no desfallecer. ¡No sabía que hasta el mar quedaban más ríos
contaminados!
El
viaje fue eterno para la gota. Cuando el padre río le autorizó a dejar bajar a
su pasajera se sintió contenta. No sabía que sólo podía librarse de ella y no
de la contaminación, que parecía que se le había quedado pegada. Por más que se
sacudía no salía. Se sentía sucia, y otra vez sintió ganas de llorar, pero las
gotas no lloran. Ya están bastante mojadas.
El
mar ya estaba cerca. Cuando la gota llegó le pareció inmenso. Había muchas más
gotas de las que nunca hubiera podido imaginar. ¡Era tan grande! Pero esas
gotas eran especiales. No estaban tan sucias, transportaban sal. Hizo un pacto
con algunas y a cambio de que la descargaran de contaminantes ella les quitaría
un poquito de sal. Las gotas de mar aceptaron, aunque no de buena gana. A nadie
le gusta la contaminación.
La
gota se sintió mucho más limpia, ya no pesaba tanto. Se tumbó en la superficie y
se quedó dormida al sol. Sólo se despertó cuando notó que se estaba
deshaciendo. El sol, con su calor, estaba evaporando agua, y la gota se notó
ascender. Poco después formaba parte de una nube. ¡Flotaba en el aire!
Estuvo
varios días disfrutando de la sensación de volar, viendo paisajes bellos,
ciudades inmensas, campos de cultivo, carreteras, hasta que por fin llegó a
unas montañas. El tiempo, que hasta ahora había estado calmado, empezó a
cambiar. Un viento helado del norte sopló y sopló, y la nube se quedó pegada a
la montaña. Poco después la gota, junto con las miles de gotas que formaban la
nube, empezó a tiritar por el frío. ¡Estaba transformándose en nieve!
El
descenso hasta tierra fue muy placentero. La gota, convertida en un pequeño
copo en forma de estrella, bajó planeando hasta caer al suelo. No fue la
primera, por lo que cayó en blando, encima de otras muchas que aterrizaron
antes. Allí estuvo mucho tiempo, hasta que llegó la primavera, y con ella el
deshielo.
El
calor del sol derritió la nieve blanca y la gota adquirió de nuevo su estado
original. Rápidamente fue discurriendo por un reguero hasta que llegó de nuevo
a un río. No era el mismo, pero la gota se imaginó que el recorrido que haría
sería similar. Ahora ya no era una gota inexperta como la otra vez.
Volvía
a empezar su ciclo.
Mayte Esteban
(este texto es autoría de Mayte Esteban y está prohibida su
reproducción total o parcial sin su consentimiento)
Una forma de explicar el ciclo del agua muy pedagógica, bonita y sobre todo amena. Felicidades!
ResponderEliminarUn beso.
Un relato muy interesante. Es lo primero que leo de esta autora. A ver si le hago un hueco a uno de sus libros. Un beso
ResponderEliminarEstoy con Pilar, en Primaria vendría muy bien para explicar el ciclo del agua y la contaminación. Original.
ResponderEliminarBesos
No había leído ningún relato de Mayte con anterioridad. ¡Gracias por compartirlo aquí! Un beso.
ResponderEliminarQué sorpresa más chula para empezar el día: desayuno con Mayte Esteban :-) Me ha gustado mucho este viaje peculiar, esta aventura acuática.
ResponderEliminarQué bonito, para empezar el día nada mejor que un bonito relato.
ResponderEliminarMuchas gracias guapi.
Un besote!
Pues un relato muy simpático, me ha gustado leerlo.
ResponderEliminarA ver si me leo pronto su libro.
Un besito =)
Tatty me preguntó si tenía algún relato corto, y la verdad es que casi todos los que he escrito ya estaban publicados en mi blog. De pronto me acordé de este cuento, escrito precisamente para explicar de una manera amena el ciclo del agua. Pakiko, el cuento se ha leído ya en un colegio de primaria :), concretamente en la clase de segundo. Me hicieron algún dibujo que no he encontrado y, pensando en ello, les pedí a mis hijos que se inspirasen para hacer unos nuevos, pero no me han hecho ni caso...
ResponderEliminarBesos
No había leído ningún relato o cuento suyo. Es una forma preciosa de enseñar a los niños el ciclo del agua.
ResponderEliminarMuy bonito.
Un beso!
Me gusta :D
ResponderEliminarNo había leído nada de Mayte Esteban ^^
¡Un beso!
Pues yo me lo llevo que se de alguien que le va a venir de miedo!!
ResponderEliminarCada vez más interesante esta autora.
Llévatelo. Para eso está.
EliminarA mí también me ha gustado, creo que es una manera muy amena de enseñar el ciclo del agua a los más pequeños. Enhorabuena Mayte!!
ResponderEliminarQue bonito cuento y que realista... me ha gustado mucho como esta escrito, es un cuento que le voy a contar a mis niños. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarUn besazo
MJ
qué bonito!!! me ha encantado, ideal para los peques!! Un besote!!
ResponderEliminarPues sí, una forma muy original de explicar el ciclo del agua. Lo que digo yo, que esta autora es muy versátil.
ResponderEliminarUna preciosa y original manera de explicarles a los niños el ciclo del agua. Seguro que así aprenden mucho mejor.
ResponderEliminarBesitos.
Me ha parecido que el cuento abusa de explicaciones, aunque me ha gustado, también tiene sus puntos y desde luego original es y, como dicen aquí arriba, es una buena forma para explicar a los niños el ciclo del agua
ResponderEliminarComo decís por aquí arriba un precioso cuento del ciclo del agua. Encantados se quedarían los niños de Mayte. Y nosotros también, aunque un poco mojados... Es lo bonito de un cuento bien escrito, del cuento de Mayte en este caso, que se convierte uno por unos instantes, lo que dura el relato, en una gota de agua.
ResponderEliminar¡Gracias Tatty por enseñárnoslo!
Me ha encantado el cuento. Mañana se lo voy a leer a mi hijo a ver qué opina.
ResponderEliminarBesos
Lo he leído y tal y como lo he acabado, he llamado a mi pequeñaja y se lo ha leído también. ¡Y le ha encantado!!! Ahora lo que me pregunta es por qué no se lo explican así en clase, que es más facilito. Mira que tiene talento nuestra Mayte. Y siempre nos sorprende.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me ha encantado =)
ResponderEliminarUn relato muy salao de leer.
Besotes
Gracias por compartir el relato, me ha parecido muy bonito, el recorrido acuático de una gota, es original. Besos :)
ResponderEliminarQue forma más bonita de describir una simple gota de agua. Es precioso, yo porque no tengo hijos que si no... se los leía mañana mismo.
ResponderEliminarBesos!
Me encantó el cuento. Si puedo voy a leer algún libro de esta autora.
ResponderEliminarBesos.
Me ha gustado mucho el cuento. Se lo leeré a las peques en cuanto se levanten. Es una bonita manera de explicar la lluvia.
ResponderEliminarBesos.
Que relato más bonito. Me ha encantado, es precioso.
ResponderEliminarSaludos.
Un cuento muy instructivo y cercano, de esos que se recuerdan durante mucho tiempo. Gracias por acercarnos a esta autora.
ResponderEliminarBesos
Un cuento precioso y muy educativo. Lástima que en muchos colegios no les enseñen las cosas con tanto tacto y gusto, seguro que así los niños aprenderían con muchas más ganas.
ResponderEliminarBesos
Un relato simpático y tierno:)
ResponderEliminar1beso