Título: La Alejandría olvidada
Autor: Almudena Navarro
Editorial: Autoeditado
Año: 2014
Nº de páginas aprox.: 269
La Alejandría olvidada es la última publicación de Almudena Navarro, autora de la que hace un par de años leí La papeleta en blanco, novela que posteriormente ha sido publicada por la editorial Roca con el título de La alcoba escondida. En este caso Almudena cambia completamente de registro para ofrecernos una historia de aventuras ambientada en un escenario que, al menos a mí, me resulta muy atractivo y fue uno de los motivos que me impulsó a aceptar la propuesta de lectura que me hizo la autora.
Nos encontramos en París en el año 2002, donde Gaspar Bitball, doctorado en historia por la Universidad de la Sorbona, en la que además ocupa una plaza, lleva a cabo una investigación en torno a Ai Khanoum, yacimiento en el que basó su tesis doctoral y sobre el que está especializado, habiéndose convertido en los últimos años en una especie de obsesión para él. A pesar de este interés, Gaspar nunca ha podido visitar estas ruinas y en la actualidad, debido a la compleja situación que atraviesa Afganistán, ya nadie sabe qué ha sido del yacimiento ni en qué estado se encuentra, algo que le preocupa hasta el punto de intentar alertar a la comunidad científica con artículos y quejas. Su labor finalmente obtendrá respuesta cuando reciba una llamada del Ministerio de la Presidencia que le confirme que una pequeña coalición internacional entrará en Afganistán para supervisar el estado de sus yacimientos y tesoros arqueológicos. Será así como Gaspar, acompañado de los doctores Kipling y Hoover además de una intérprete amiga de su secretaria, viaje hasta Afganistán para observar y valorar el estado del patrimonio histórico del país, viéndose inmersos en una aventura repleta de obstáculos y peligros en la que intentarán recuperar la memoria de la ciudad perdida.
Por otra parte nos trasladamos al año 148 a. C., momento en el que el filósofo Aenas, al verse obligado a abandonar Macedonia tras la derrota del Imperio por los romanos, emprende un viaje que le llevará hasta Alejandría del Oxo, capital del imperio independiente grecobactriano y que se ha convertido en una ciudad próspera, rica y esplendorosa. Con la ayuda de los Papadopoulos, una familia de origen griego que encontrará en el camino, finalmente alcanzará la ciudad, instalándose en ella y emprendiendo una nueva vida que le permitirá conocer a Atanasia, la Gran Sacerdotisa del templo de Zeus y que será la mujer que cambiará tanto su destino como el de la capital.
En general, La Alejandría olvidada ha resultado una lectura muy entretenida con la que he disfrutado además de descubrirme datos que desconocía, pues no había oído hablar anteriormente del imperio grecobactriano ni del yacimiento de Ai Khanoum. Esto último es algo que siempre valoro muy positivamente pues me gustan los libros que además de proporcionar entretenimiento permiten ampliar conocimientos, y La Alejandría olvidada cumple ambas premisas.
La novela se desarrolla a través de dos hilos temporales, uno ambientado en el año 2002 y otro que transcurre entre el 148 y el 145 a. C, presentándose dividida en veinticuatro capítulos que abarcan lo que sería el tiempo actual, y que quedan completos con otros cuatro situados en el pasado más un epílogo final. Como complemento al principio del libro nos encontramos con tres ilustraciones que reproducen los mapas de Ai Khanoum, Afganistán en el año 2002 y el Imperio grecobactriano en el año 145 a. C., los cuales son una pequeña ayuda a la hora de situarnos y hacer una composición de lugar.
En más de una ocasión os he comentado que me gustan mucho las novelas que combinan dos o más tramas situadas en diferentes tiempos y este era un aspecto que me atraía en La Alejandría olvidada. Normalmente resulta difícil conseguir un equilibrio entre las diferentes partes, por lo que es usual que el lector acabe disfrutando más de un hilo temporal que de otro y esto es lo que me ha ocurrido con la novela de Almudena. Pero en este caso el problema, desde mi punto de vista, es que la parte del pasado me ha parecido poco desarrollada. Tras leer el primer capítulo situado en el año 148 a. C., cuando Almudena retomó la historia pasados nueve capítulos, tuve que hacer un esfuerzo para refrescar lo que me había contado anteriormente y quienes eran los diferentes personajes. Si os dais cuenta, una parte ocupa veinticuatro capítulos frente a cuatro dedicados a la otra y pienso que habría sido más acertado equilibrar ambas intercalando más capítulos, ya que la línea argumental del pasado ofrece un planteamiento interesante que puede dar juego para extenderse más. Esto es una opinión completamente personal que puede no ser compartida por el resto de los lectores por lo que no pretendo señalarlo como un punto negativo sino como una opinión propia.
En cuanto al estilo, la narración en La Alejandría olvidada corre a cargo de un narrador omnisciente en tercera persona del pasado, siguiendo en general un curso lineal y está escrita con un estilo ligero y fácil de leer gracias al uso de una prosa sencilla y clara, con diálogos abundantes, y un ritmo que se mantiene ágil y dinámico. La sucesión de aventuras es constante y esto hace que resulte una novela muy entretenida, en la que no faltan ciertas dosis de tensión e intriga en torno a lo que les sucederá a los protagonistas además de algunos toques de humor tanto en los diálogos como en ciertas situaciones en las que se ven inmersos. Como apunte señalar que la obra necesita una pequeña revisión ya que mi versión contiene alguna errata, como por ejemplo palabras que comienzan por mayúscula cuando no corresponde, y hay párrafos y frases que resultan repetitivos al emplear la misma palabra de forma muy seguida. (Nota: La versión disponible ahora en Amazon ya ha sido corregida)
Uno de los aciertos de la novela radica en sus protagonistas, entre quienes destaca especialmente Gaspar. Almudena ha seleccionado una serie de figuras que resultan cercanas y reales, ganándose el aprecio y simpatía del lector gracias a unas carismáticas personalidades que se complementan entre sí. Teniendo en cuenta el género en el que se encuadra, la evolución de los personajes no es algo tan determinante como las aventuras en las que se ven envueltos y esto provoca que no exista una gran evolución en sus personalidades, que se mantienen coherentes con el desarrollo de la trama.
Podemos considerar a Gaspar Bitball como el principal protagonista y a mí es el personaje que más me ha gustado. Se aleja del típico perfil y así nos encontramos ante un hombre en el que, a pesar de su atracción por el yacimiento de Ai Khanoum, puede más el miedo ante la situación que atraviesa el país. No es una persona que se haga pasar por héroe ni que protagonice grandes hazañas, sino que en todo momento se muestra receloso, miedoso y en cierta forma necesitado de protección, rasgos que le humanizan y aumentan la credibilidad de la historia.
Más valentía que Gaspar demuestra su compañera de expedición Irine, un personaje que resulta interesante por tener que enfrentarse a las normas de una cultura que no comparte a pesar de que su familia sea de origen afgano. Los conflictos a los que se enfrenta hacen posible que Almudena aborde el papel de la mujer afgana, sirviendo de llamamiento sobre la situación que las mismas viven.
El resto de personajes tienen un papel menos relevante aunque igualmente determinante para que los hechos sigan su curso, encuadrándose entre quienes sirven de ayuda a los protagonistas para alcanzar sus objetivos y quienes se alzan como sus enemigos, es decir, que tenemos a “buenos” frente a “malos”.
En la línea argumental del pasado nos encontramos con unos personajes diferentes y en consonancia con lo que comenté anteriormente, no están muy desarrollados centrándose en la figura del filósofo Aenas y en la sacerdotisa Atanasia que son las dos personas a las que el lector llega a conocer un poquito más. Sin embargo no son figuras con las que se llegue a conectar, al menos en mi caso, lo que creo que es debido a la celeridad con la que transcurre su historia y a que los personajes del presente resultan mucho más llamativos.
Finalmente es necesario mencionar el contexto histórico en el que se desarrolla La Alejandría olvidada, teniendo en cuenta la nota final que la autora incluye en la que nos explica las licencias que se ha tomado para desarrollar su obra. En mi caso como os comentaba anteriormente, no había oído hablar del imperio grecobactriano ni del yacimiento de Ai Khanoum por lo que en ese sentido, este libro captó mi interés desde un primer momento. Sin extenderse demasiado en datos aburridos o innesarios, Almudena nos ofrece información suficiente para que nos hagamos una idea de lo que fue este periodo, abordando igualmente el descubrimiento de Ai Khanoum y lo que ha sucedido con él a lo largo del tiempo. Todo esto me ha gustado mucho y considero que uno de los aspectos más positivos que nos ofrece esta obra es tomar como punto de partida este yacimiento, dando a conocer unos hechos que, me atrevo a afirmar, son desconocidos para muchos de nosotros. Igualmente este contexto se complementa con la parte más actual que nos permite acercarnos a Afganistán y conocer un poco más la compleja situación que atravesaba en el año 2002, incluyendo datos de la historia del país, los conflictos, su cultura y costumbres o su forma de vida.
Llegados a este punto y aunque he señalado algunos aspectos que para mí se podrían mejorar, lo cierto es que he disfrutado mucho con la lectura de La Alejandría olvidada y creo que es una obra muy recomendable para todos aquellos que busquéis una novela entretenida y repleta de aventuras, así como para quienes quieran descubrir un poco más sobre el imperio grecobactriano y el yacimiento de Ai Khanoum. Almudena Navarro ha desarrollado una obra que cuenta con un planteamiento atractivo por el marco en el que se encuadra, y en cuyo interior se combinan una serie de elementos como intriga, romance, historia y aventuras que dan lugar a una lectura amena y entretenida a la vez que interesante e instructiva.
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Gracias a la autora por facilitarme el ejemplar