Título: La maestra de piano
Autor: Janice Y.K. Lee
Editorial: Salamandra
Traducción: Gema Moral Bartolomé
Traducción: Gema Moral Bartolomé
Año: 2009
ISBN: 978-84-9838-241-9
Nº de páginas: 352
Descubrí La maestra de piano gracias a la recomendación que Norah Bennet me dejó en un comentario a mi reseña de El puerto, una novela que se ambientaba en Hong Kong en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, aspecto que comparte con la obra de Janice Y.K. Lee.
"La maestra de piano" recoge la historia de Claire Pendleton, una joven inglesa casada con un funcionario bastante mayor que ella, cuya propuesta de matrimonio aceptó únicamente para escapar de su lúgubre casa y de su amargada madre. Desde hace nueve meses el matrimonio reside en Hong Kong, donde tras la supresión del racionamiento impuesto por Churchill, Martin trabaja supervisando la construcción de un depósito de agua. Aunque en un primer momento a Claire la idea de trasladarse a la colonia británica no le había entusiasmado, una vez instalada se siente fascinada por este nuevo mundo, tan diferente al conocido hasta ahora, y a los pocos meses comienza a buscar un empleo dando clases de piano para ocupar las horas del día. Será así como entre a trabajar en casa de los Chen, una prominente y acaudalada familia china que está interesada en que su hija reciba lecciones de piano, lo que para Claire supondrá la posibilidad de descubrir la fascinante vida social del lugar. Poco a poco se dejará llevar por este ambiente y conocerá a Will Truesdale, un enigmático hombre que oculta un pasado que se remonta a la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando la isla sufrió la invasión japonesa y la vida de sus habitantes cambió drásticamente al verse obligados a luchar por su supervivencia.
Janice Y.K. Lee (Fuente) |
La novela se presenta dividida en tres grandes partes más un epílogo final y a su vez cada una está compuesta por diferentes capítulos que vienen diferenciados por la fecha en la que tiene lugar la acción. Mientras la primera y la tercera combinan ambos hilos temporales, alternando capítulos situados en uno y otro periodo, la segunda se centra exclusivamente en los años de la guerra, resultando su extensión mucho más breve en comparación con las otras dos. Esta estructura le da cierto dinamismo a una narración en la que predomina un ritmo pausado que se ve incrementado progresivamente a medida que nos aproximamos a los capítulos finales y van apareciendo interrogantes en torno al pasado que necesitan ser resueltos.
La narración cambia en función del hilo temporal en el que nos situemos y así mientras en un caso se utiliza un narrador omnisciente en tercera persona del pasado, en el otro deja paso a una narración en tiempo presente que contribuye a que todo lo que sucede sea más cercano y visual. En ambos casos encontramos un estilo fino, delicado y evocador que resulta muy ameno gracias al uso de una prosa cuidada, sobria y elegante, recreando Janice Y.K. Lee cada escena con detalle y haciendo gala de una exquisita sensibilidad para transmitir emociones y sentimientos.
Si bien la mayoría de personajes son comunes a ambos hilos temporales, cada uno de ellos cuenta con una figura femenina que ejerce de protagonista, aunque no resultan igualmente llamativas. Con una personalidad simple e insustancial, Claire es una mujer que no llega a destacar y con la que al menos yo, no he llegado a congeniar. Se limita a vivir el día a día dejándose llevar por las pautas que los demás marcan, sin reaccionar a desplantes o comentarios fuera de lugar. En contrapartida Trudy, la otra gran protagonista, es una mujer que irradia vitalismo y cuya personalidad eclipsa a cuantos la conocen. Hija de madre portuguesa y padre chino, Trudy es una mujer que tiene una belleza impresionante que complementa a su encanto natural, además de ostentar una elevada posición social gracias a la riqueza de su padre. Todo esto hace que su figura y los acontecimientos a los que tiene que enfrentarse resulten mucho más atractivos para el lector, lo que en cierta manera perjudica a Claire, un personaje que por sí mismo no sobresale y acaba quedando relegado a un segundo plano.
Alrededor de estas dos mujeres se van perfilando una serie de figuras con mayor o menor relevancia pero, en todo caso, piezas fundamentales para el desarrollo de los acontecimientos, tomando partido en ellos y aportando algo al resultado final de la historia. El punto de unión entre ambas tramas viene marcado por Will Truesdale, un hombre que desprende un halo de misterio en torno a los hechos que ha vivido en su pasado y que han condicionado a la persona que conocemos en el periodo más cercano. Sabemos que Will arrastra secretos de lo sucedido años atrás, pero será necesario avanzar a lo largo de los capítulos para ir profundizando en esos hechos y observando cómo se ha ido transformando su personalidad. Es uno de los personajes más interesantes por el contraste que ofrece su carácter, pues mientras en un hilo se muestra cálido, tierno, cordial, abnegado y generoso, en el otro nos encontramos con un modo de ser marcado por la frialdad, la antipatía y el resentimiento, aspectos que provocan en el lector sentimientos encontrados con respecto a la postura a adoptar frente a él.
Will no será el único que se mueva entre ambos planos y así también está el matrimonio Chen, una pareja que irá ganando en complejidad a medida que la historia avance y en la que contrasta la fragilidad de Melody con el carácter firme y autoritario de Víctor; Edwina Storch, directora inglesa del colegio Essex o Reggie Arbogast, empresario inglés empeñado en cumplir una misión inconfesable junto a su esposa Regina.
Uno de los aspectos que más me ha gustado en La maestra de piano es la recreación que Janice Y.K. Lee hace de Hong Kong en ambos periodos. Como ya señalaba, las descripciones de la autora están muy cuidadas y resultan minuciosas y sugerentes, permitiendo que nos hagamos una ajustada composición de los diferentes escenarios y el ambiente que se vive en cada uno de ellos. Contrasta el esplendor, la diversión y el glamour que se vive en el periodo de principios de los años cincuenta con la dura situación a la que tendrán que enfrentarse tras la ocupación japonesa, reflejando los horrores de la guerra, la miseria, la codicia y los esfuerzos para sobrevivir. No es esta una novela que se centre en los hechos históricos a pesar de que los mismos marquen el transcurso de la historia, sino que lo verdaderamente importante es reflejar la evolución de los personajes, los sentimientos y emociones que experimentan y las diferentes reacciones ante los acontecimientos que se van sucediendo. Como telón de fondo queda la invasión, la brutalidad japonesa, la vida en los campos de concentración, la escasez de alimentos o los acuerdos para conseguir tratos de favor, conformando todo ello un contexto que resulta muy interesante y que en cierta forma nos permite profundizar un poco más en este periodo.
A medida que nos vamos aproximando a los capítulos finales la trama va adquiriendo una mayor complejidad marcada por la introducción de giros argumentales que, al menos en mi caso, no había visto venir y que han contribuido a que la valoración de la novela haya mejorado. Los secretos que los diferentes personajes han mantenido ocultos durante los últimos años salen a la luz y queda de manifiesto como los remordimientos y los fantasmas del pasado siguen estando presentes a pesar del tiempo, marcando la vida de quienes se vieron implicados en ellos. Y en este punto vuelve a hacerse patente la diferencia entre una trama y otra pues mientras la resolución de los hechos pasados me ha parecido muy consistente y acertada, en el tiempo presente nos encontramos con un cierre apresurado que deja con un sensación negativa al dar la sensación de que una vez cerrada la otra historia la autora ha optado por el camino más sencillo sin preocuparse demasiado del destino futuro de sus personajes.
En conclusión, La maestra de piano presenta un relato ambientado en Hong Kong y construido a través de dos planos temporales que nos trasladan a la época de la invasión japonesa de la isla durante la Segunda Guerra Mundial por un lado, y por otro nos permiten observar las consecuencias que han tenido en la vida de los personajes diez años más tarde. Una obra que, a pesar de estar desequilibrada en cuanto al interés de sus dos líneas argumentales, cuenta con un planteamiento llamativo por el contexto en el que se desarrolla, y su lectura resulta entretenida, ganando en interés y complejidad a medida que avanzamos.
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